viernes, abril 20, 2007

Antes del Amor

“Todos los hombres son violadores. Nos violan con sus leyes, sus miradas y sus códigos” Marilyn French
"La mujer, está donde le corresponde. Millones de años de evolución no se han equivocado, pues la naturaleza tiene la capacidad de corregir sus propios defectos" Einsterin
(1879-1955)
"La gran pregunta que nunca ha sido contestada y a la cual todavía no he podido responder, a pesar de mis treinta años de investigación del alma femenina, es: ¿qué quiere una mujer?" Freud
(1856-1939




Realmente, no lo puedo creer. Acabo de cruzarme al bar para tomarme un trago y digerir estas cuestiones. Mis compañeras de oficina son unas eternas energúmenas. No pueden, y evidentemente no quieren ver, la opresión de la cual son objeto. Su tema de conversación no pasa de la marca correcta de pañales que usar o de la mejor forma de lograr el “punto nieve” en el lemon pie. Estas pobres infelices están totalmente alienadas como mujeres, sometidas por su jefe, sometidas por sus maridos, expectantes de la voz interior de su padre y los “deberías” ser. No hay en ellas una conciencia de la necesidad de liberarse, de buscar la igualdad y librarse de la tiranía de una maternidad que las esclaviza ad infinitum. Pepa sigue con el tipo que le pega y no para de tener hijos, Vicky continúa viviendo con su padre viudo y lo atiende como si fuera un niño malcriado, Rosario apuesta cada semana a un nuevo amor que termina siendo una pesadilla al lunes siguiente. ¿qué tienen en la cabeza? Parecen adormecidas en su adoctrinamiento, sin una posibilidad de cambiar nada. Tan idiotas como sus madres y abuelas.Necesitamos unirnos para enfrentar a esta sociedad machista que se perpetúa en el poder con sus armas bien afiladas y encajadas sobre nuestro cuerpo y nuestras mentes. Incapaces de levantar la voz y revelarse reproducen el esquema de opresión en cada moño rosa que se atan al cuello…
- Hola Paco, traeme un café. Acordate, no quiero repetírtelo todos los días, sin azúcar y con dos vasos de agua. Pero que sea ya, no tengo tiempo que perder.
Se desesperan por pavadas las muy estúpidas, que la casa, que la ropa, que el cursito de papel mache, que el tallercito de pintura, ignorantes en tanto perpetúan la misma iniquidad de la que son víctimas.
-Paco, esto está sucio, limpiame la mesa de una vez que necesito hacer mis cuentas, Hombre que la mugre tapa el sol en la vidriera!
Mañana me voy a esa convocatoria sobre el cine femenino, con mujeres pensantes de verdad, pocas pero con lo que se necesita tener.
-Paco ¡me voy!, metete el café en el culo.
- ...(Que por el culo te la voy a dar yo, cocorita mal parida! Estas minas de que se la dan, no sirven pa mierda! ¡Pero que se cree que es! No le da el cerebro más que para fumar. Ya le enseñaría yo un par de cosas, a ver quién manda. Lo que necesita es una buena sacudida, un par de gritos y seguro que recula. Estas minas no sirven ni para cocinarte un huevo frito. Una lástima, tan mal no está...)

Llueve torrencialmente. No hay un alma en la calle, pero las cosas están muy complicadas. Hay toma de rehenes en la fábrica de Andrea, el grupo GEO ya está actuando, hay corridas, sirenas, periodistas intrépidos, agua cayendo a raudales, confusión.
Andrea espera su café pegada a la vidriera. Está sola, el bar está vacío. Ella en lo suyo. Lee el diario feminista que consigue en el kiosco de Florida y Corrientes. Paco se acerca para ver qué pasa, algo intuye. En eso los ve venir, desaforados, los ojos en adrenalina, las manos ya sucias de sangre. No lo piensa, se tira sobre Andrea y la arrastra hasta el cubículo que está a la derecha, detrás de ella, donde se guarda la mantelería blanca. Está convencido que no los vieron. Se escucha muy cerca la agitación y las detonaciones, el sonido del agua funciona como un eco de fondo.

Andrea protesta e intenta explicarse la situación. Todo Paco está en tensión. No pueden ver hacia afuera, están agazapados, el lugar es realmente pequeño. Los gritos se mezclan con una marcha sorda de botines que avanzan, y sillas desplazadas.
-No tengo miedo, dice Andrea. – Yo tampoco, dice Paco, pero no hagamos pavadas. Andrea asiente. – Correte un poco, me estás aplastando la mano, dice Andrea. – No me dí cuenta…¿así estás mejor? – Mejor. Otra ráfaga de balas. Sienten las astillas de madera volando sobre sus cabezas. Los dos se cubren, se protegen mutuamente, involuntariamente. Ahora los dos tiemblan. – No tengo miedo, dice Andrea. – Yo sí, dice Paco, seco y resuelto. Pasan minutos interminables, una hora, dos, siguen de a ratos los movimientos. No tienen forma de saber qué pasa. El tiempo está marcado ahora por una sirena, después por el rechinar del pavimento, luego por las órdenes silenciosas de algún negociador. Deben esperar, juntos, entrelazados, oliéndose su propia agitación, entre el desasociego y la impaciencia, entre la calma y la expectativa. – Paró la lluvia, dice Andrea. – Parece que va a seguir, dice Paco.
Están juntos. Yuxtapuestos.Adyacentes.
Lindantes. Próximos.Pegados.
Unidos. Ligados...
Acoplados. ..
Solidarios…
Admirados...
Expectantes…