Como nube de azúcarHoy no tengo por seguro, nada.
Amargura en la boca al despertar…
Son los residuos de aquellas suelas,
de aquel zapato atornillado,
a callejones de tupidas marañas.
La familia, la gran casa, el caldero.
Se decretaban nuestro bienestar y nuestras alegrías.
Con fundadas fisuras en los ojos,
con manchas de sal por candoroso paisaje.
Enclaves de gracias y encantos rectos.
Con máscaras para profetizarnos las imágenes.
No era meritorio bajar la vista.
Hoy se resienten los contrafuegos,
soportan el apremio dañino de los tallos tiernos,
esos,
que acarician con ferocidad mi cara al suelo.
Los atravieso a tientas.
Hay callos aguerridos en mis talones.
Vuelven a lamer estas paredes caladas de destierros.
Estas ruinas fortificadas que dan cuenta de la broma.
Correspondería llorar.
Impedir que se aplasten los pimpollos y las hormigas laboriosas.
Solía tener mis certezas abrochadas, los cordones ajustados,
Las arrugas contenidas…
Ahora la espuma brota incontenible,
Envuelve el zapato y lo transforma.
Como nube de azúcar.
No se borran las plantillas.
No derribo los pasillos.
Hoy no tengo seguro nada.
Envuelvo los tobillos de inconsistencias y bellezas inmigrantes.
Me pongo los zapatos y camino.
Cipolletti, 24 de abril de 2008
Laura Alejandra Soto
lunes, abril 28, 2008
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